Comentario
Las caravanas atravesaban el interior del Imperio llevando hasta las ciudades del interior los artículos que demandaba la sociedad cortesana. Igualmente trasladaban desde Cachemira hacia el Sur maravillosas indianas estampadas, así como cereales del campo a las capitales. Productos de lujo y de consumo básico, desde la plata hasta el mijo, recorrían el Imperio para abastecer el mercado interior. Las asociaciones de comerciantes indios asentadas en las ciudades también seguirán manteniendo relaciones con el exterior, pero ahora cada vez más como intermediarios de las florecientes compañías europeas, que en muchas ocasiones se servían de sus naves y sus marineros para los intercambios en el Índico.
El comercio que hiciese viable tan gran trasiego debía ser forzosamente floreciente. Y, efectivamente, en las grandes ciudades importantes mercaderes locales abastecían la demanda interna, mientras en determinados puertos -Calcuta, Cochim, Cannannore, Goa- bullía un intenso tráfico de productos propios e importados: alcanfor chino, almizcle y ruibarbo de Asia Central, benjuí de Insulindia, incienso árabe, mirra etíope, azafrán del Levante mediterráneo y, finalmente, oro y plata de diversas procedencias asiáticas y, sobre todo, de América. Los mercaderes indios, como en toda esta zona del sudeste asiático, formaban estrechas asociaciones regionales -guiaratíes, bengalíes- al estilo de las europeas.
Pero los comerciantes indios fueron desbancados en su actividad internacional por los árabes y después por los portugueses, asentados desde 1500 en Goa, centro de su Imperio asiático. Las dificultades de los portugueses para mantener su imperio colonial frente a otros europeos les hizo ceder posiciones en la India, donde al finalizar el silo XVII sólo les restaban Diu y Goa. La "East India Company", fundada en 1600, inició su andadura en esta parte de Asia con la concesión en 1615 por Jahangir de la licencia de apertura de una factoría en Surat, centro de sus operaciones durante mucho tiempo. Más tarde consiguió las de Masulipatam (1633), Madrás (1640), Bombay (1668) y Calcuta (1686). La "Vereenidge Oostindische Compagnie" (VOC) se asentó también en Surat, Masulipatam, Pulikat y Negapatam, y arrebató Ceilán (1656) y Cochim (1663) a Portugal. Pero tras la doble derrota ante ingleses y franceses, la VOC se ciñó fundamentalmente a las especies de Indonesia y la porcelana de Extremo Oriente, y retrocedió en el Indostán. La "Compagnie Française des Indes Orientales", por su parte, consiguió Pondichery (1673) y Chandernagor (1686). Los comerciantes daneses también habían extendido sus redes comerciales por estas alejadas costas y contaban con instalaciones en Tranquebar y Sarapore.
La altísima fiscalidad impuesta al comercio occidental y el craso latrocinio de los funcionarios locales eran fuente de tensiones, incrementadas por el clima de inseguridad existente. La creciente presencia de los europeos no será ociosa, sino que intervendrán activamente en los conflictos internos, apoyando a quien mejor podía garantizarles, no sólo la permanencia, sino la defensa militar. A fines de siglo se agudizará la necesidad de este intervencionismo, dado que la mayoría de las factorías se situaban en la mitad sur, donde los mahratas y los príncipes del Dekán estaban en abierta insurrección.